Tres cosas que necesitas saber sobre Legaltech (Parte III)

El siguiente artículo busca desarrollar de forma concreta tres aspectos de los que no se suele decir mucho cuando se escribe sobre Legaltech, al menos en español. Estos tres aspectos son: Orígenes del Legaltech, utilidad del Legaltech, y oportunidades de carrera en Legaltech. Datos imperdibles para quien empiece en este nicho todavía pequeño que es la intersección entre el Derecho y la Tecnología. 

Oportunidades de carrera

En el primer artículo de esta trilogía hablamos un poco de la historia y en el segundo sobre la creciente importancia del Legaltech para el mundo legal. Este último está dedicado a hablar sobre las posibilidades de hacer carrera en esta nueva área del Derecho. Entre algunas de las preguntas que me gustaría responder son: ¿Es necesario ser abogado? ¿Qué conocimientos y habilidades se necesitan? ¿Dónde aprender sobre Legaltech? ¿Dónde encontrar trabajo?

Para responder la pregunta sobre si se necesita o no ser abogado, mi respuesta corta sería que NO pues emprender, desarrollar tecnología legal o trabajar en temas relacionados lo puede hacer cualquiera con interés y conocimientos. Mi respuesta más larga sería que la importancia de la profesión es bastante relativa, pero en definitiva, si uno no es abogado, probablemente va a necesitar reclutar a uno. Me gustaría explayarme más sobre esto último apelando a este gran artículo de Roberto Ambrogi en donde analiza por qué el crowdsourcing legal ha sido un fracaso hasta ahora. 

Ambrogi comenta al inicio del artículo que quería hacer una presentación sobre los beneficios del crowdsourcing legal, que consiste básicamente en la creación de repositorios con información jurídica (leyes, jurisprudencia) mantenida y actualizada por sus propios usuarios. Algo así como una Wikipedia para abogados. Sin embargo, cuando buscó ejemplos, se encontró con un cementerio lleno de iniciativas muy prometedoras pero abandonadas. ¿Qué pasó? Uno de los emprendedores consultados por Ambrogi dice esto que me parece revelador:


Yo no sabía nada sobre los abogados cuando empezamos. Luego nos dimos cuenta que a ellos no les gusta la tecnología ni tampoco compartir cosas. (la traducción es mía)


Cito este ejemplo no para hablar mal, sino para demostrar el punto de que hacer tecnología legal, incluso la más sencilla, parece requerir de un entendimiento no solo de las necesidades sino también de la idiosincrasia del mundo jurídico. Digamos que es además un argumento a favor del abordaje multidisciplinario. Dicho esto, parece claro que este nuevo sector tiene lugar para muchos perfiles, siendo el de abogado uno claramente necesario, pero idealmente no el único y tal vez no el más importante.

Ahora bien, además de la profesión, está también el tema de los conocimientos y habilidades que hay que desarrollar. Dejando de lado el hecho de que aprender siempre es bueno, al final del día lo más importante siempre será asignar los recursos de forma eficiente. Así pues, si un abogado quiere crear un marketplace jurídico, ¿de verdad tiene que aprender diseño web o programación? En realidad no y pasa lo mismo en el caso inverso. 

En mi opinión, para incursionar en la industria Legaltech, basta que estés especializado en algo en concreto, que ese algo esté relacionado en alguna forma con el Derecho y la tecnología y que partiendo de allí produzcas ideas para resolver problemas o satisfacer necesidades del mundo legal. Por supuesto, siempre será útil que el abogado sepa programar y el ingeniero entienda de contratos, pero estimo que esto no será una exigencia sino mucho más adelante, cuando el sector esté más maduro. A propósito de esto, me parece que viene muy al caso este simpático artículo de Foro Jurídico sobre el perfil que se espera de los “abogados digitales” en el futuro. 

Bueno, lo anterior podría resumirse en que hay que ser uno mismo, pero ¿qué pasa si se quiere educación formal en Legaltech? ¿Hay opciones? Sí, de hecho hay tantas y son tan variadas que habría que hacer otro artículo solo para listar algunas de ellas. Una recopilación muy completa y todavía vigente es esta lista publicada en 2018 en el blog de Legaltechies. También hay otras dos que abordan principalmente la oferta en inglés; esta de Artificial Lawyer y esta otra de Clocktimizer. Por supuesto, además de estas listas está toda la educación formal en temas “adyacentes” como telecomunicaciones, protección de datos personales, design thinking, computación, ciberseguridad, etc. Hay mucho de dónde escoger: Másteres, cursos de extensión, certificaciones, webinars. 

Finalmente, llegamos a un tema vital, tal vez lo único que te importa: ¿Hay trabajo? Aquí me gustaría ser lo más concreto posible y por eso mismo voy a restringir este análisis a mi país, el Perú. La respuesta es que NO, si no eres un abogado u otro profesional queriendo emprender por cuenta propia en el sector Legaltech, la realidad es que por el momento vas a tener que dedicarte a otra cosa. ¿Pero cómo así, no que la Legaltech es el futuro?

Hablemos con datos. A finales de 2020, Legaltechies publicó un informe titulado “El estado de la Legaltech en Perú”, que mapeó el ecosistema Legaltech del país y detectó unas 19 empresas que ofrecían algún tipo de servicio o producto legal de base tecnológica. No es un mal número, pero el tema es, ¿están contratando? No parece ser el caso. De hecho, si se analiza a algunas de las que parecen más grandes o más disruptivas como es el caso de Quest Legal, Despacho.pe o Bigdavi, parece evidente que sus modelos de negocio no requieren más abogados para crecer.

Bueno y ¿qué tal los estudios jurídicos? El problema aquí es más de índole práctico. ¿Qué servicio diferencial podría brindar ahora mismo un abogado formado en Legaltech? ¿Transformación digital? Ese mercado está copado desde hace tiempo por consultoras. ¿Delitos informáticos? Ya hay abogados penalistas que los atienden. ¿Fintech? Ya hay abogados financieros. ¿Telecomunicaciones? También hay. ¿Datos Personales? Igual. Es más, de una entrevista reciente de LexLatin a Enrique Baca se puede inferir que lo que se espera en los próximos años del sector en el Perú es más software, no más gente especializada.

Bueno, ¿pero entonces no vale la pena? Depende. Si tu proyecto ahora mismo es incursionar en un sector nuevo porque crees que vas a sacarte la lotería, te vas a llevar una decepción. El ecosistema Legaltech de Latinoamérica es pequeño e inmaduro y el de Perú lo es aún más. Incluso quienes han lanzado su emprendimiento de Legaltech probablemente no dependen económicamente de su éxito ni esperan hacerlo en el corto plazo. No obstante, si lo tuyo es más una apuesta a futuro, que además se complementa con intereses en otros ámbitos (hoy) más rentables, posiblemente sí valga la pena y bastante. 

Hace menos de 30 años no existían en el mundo los sistemas actuales de protección de datos personales. No había Agencias de Protección de Datos, no era obligatorio pedir consentimiento para tratar datos y menos aún invertir fuertes sumas de dinero en mantenerlos seguros. Sin embargo, un estudio sobre el crecimiento del mercado de servicios de protección de datos estima que para 2027, este mercado alcanzará un valor total de 207.6 mil millones de dólares. Seguramente hace 30 años un profesional especializado en seguridad de datos o en privacidad no habría tenido tanto trabajo en este rubro, pero habría estado bien posicionado para lo que estaba por ocurrir. Con el Legaltech no tiene por qué ser diferente. Actualmente su valor estimado a nivel mundial es de 17.58 mil millones y se proyecta que para 2025 habrá crecido en más del 50%, ¡en solo cuatro años! 

A estas alturas no debería sorprenderte, pero la mayoría de abogados que fungimos de divulgadores sobre las bondades del Legaltech NO nos dedicamos a esto a tiempo completo. Al menos los que yo conozco, venimos todos de diferentes áreas en donde la tecnología llegó más rápido, como es el caso de las telecomunicaciones, la propiedad intelectual, el comercio, la banca e incluso los derechos humanos. El tema es que ahora la tecnología es transversal a todo y se hace cada vez más evidente que se necesitan profesionales que la entiendan mejor. Obviamente esto todavía no es crítico, pero en algunos años más lo será. Es en ese momento, cuando haberse preparado valdrá la pena. 



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